sábado, 22 de septiembre de 2007

El zahir.

- Realmente sus ojos son diferentes. Tienen miedo a la muerte, sí, pero por encima del miedo a la muerte, está la idea del sacrificio. Sus vidas tienen un sentido, porque estan dispuestos a ofrecerlas por una causa.
- ¿Hablas de los soldados?
- Hablo de los soldados y hablo de algo que me resulta terrible aceptar, pero ante lo que no puedo fingir. La guerra es un rito; un rito de sangre pero tambien de amor.
- Has perdido el juicio.
- Tal vez. He conocido a otros corresponsales de guerra. Van de un pais a otro, como si la rutina de la muerte formase parte de sus vidas. No tienen miedo de nada, se enfrentan al peligro igual que un soldado. ¿Todo por una noticia?No creo. En la guerra todo el mundo sabe que es tá experimentando algo importante.
- ¿Un momento histórico?
- No, eso no es suficiente para que arriesguen su vida. Experimentando... la verdadera escencia del hombre.
- La guerra.
- No, el amor.
- Te estas volviendo como ellos.
- Creo que sí.
- Dile a tu agencia de noticias que ya basta.
- No puedo. Es como una droga, no podria vivir sin ello.
- ¿Y aprendiste eso sólo porque has ido al frente de batalla?
- No lo sé. Pero he visto que en la guerra por mas paradójico que sea, la gente es feliz. El mundo para ellos, tiene un sentido. Como he dicho antes, el poder total, o el sacrificio por una causa, da un significado a sus vidas. Son capaces de amar sin límite porque ya no tienen nada que perder. un soldado herido de muerte nunca le pide al equipo medico "¡Por favor, sálvenme!" generalmente sus ultimas palabras son "decidles a mi hijo y a mi mujer que los quiero!"¡En el momento de desesperacion, hablan de amor!.
- O sea que, en tu opinión, el ser humano solo encuentra sentido a la vida cuando está en guerra.
- Pero siempre estamos en guerra. Estamos siempre en lucha con la muerte y sabemos que al final va a ganar la muerte. En los conflictos armados eso es mas visible, pero en la vida diaria sucede lo mismo. No podemos permitirnos el lujo de ser infelices todo el tiempo...

Paulo Coelho.

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